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jueves, 24 de mayo de 2012
Un alma en pena: El pozo
Puebla (México) 1910, un lugar algo desolado en esos tiempos, solo algunos campesinos habitaban el área, entre ellos una pareja de ancianos, un matrimonio sin hijos, humilde, trabajador y feliz (algo que nunca es para siempre). Una tarde de trabajo en el campo, muy calurosa como todas, y como todas muy sola, sin gente cerca , solo el viejo trabajando en el campo. Solo algunas brechas y caminos polvorientos rodean el lugar y solo algunos animales salvajes son las únicas presencias que hacen compañía en estos días.
Pero justo esa tarde un par de hombres aparecieron de la nada, se les notaba agotados, sudorosos, intentando ocultarse de aquél sol abrazador; vieron al viejo arando la tierra, la única persona que rondaba por el lugar y sin mas ni mas se acercaron a el.
Entre charla y charla se empieza a generar empatía entre los dos individuos y aquel viejo, ya que, además de su esposa, muy esporádicamente veían gente , y más aún hablar con ellos, tocaba aprovechar la oportunidad. El viejo no tenia agua en el lugar, ya se la había bebido toda, pero no dudó ni un segundo en invitarlos a su morada, un trago de agua no se le niega a nadie.
Pasaban las horas, y la pareja de ancianos y los hombres estaban conversando de una y mil cosas, y mientras el sol se ocultaba, y al no mostrar señas de querer irse, la esposa del viejo alistó un catre con algunas ramas para que sus "invitados" pudieran descansar.
En la madrugada, un grito desgarrador rompió el silencio de la noche, un grito que solo se perdía con el aullido de algunos perros respondiendo a aquel gemido.
Nunca se supo que pasó, salvo que esa tarde un par de asesinos que disfrutaban de matar gente por gusto y que huían de un pueblo cercano pasaban por Puebla perseguidos por la justicia.
Infortunadamente el par de viejos dieron con ellos.
Se dice que al viejo lo intentaron robar y al oponer resistencia lo mataron: le sacaron los ojos, lo ataron de pies y manso con cadenas y tiraron su cuerpo en un pozo aledaño a la casa de donde sacaron el agua para brindarles a aquellos asesinos; de la esposa del viejo no se volvió a saber nada.
También dicen que en algunas noches se escuchan gritos, quejidos de una persona de edad gritando el nombre de una mujer. Que si se pasa cerca al pozo se alanzan a escuchar burbujas, tal como si alguien se estuviera ahogando, y que quienes se han atrevido a mirar dentro del pozo, ven un rostro blanquecino, con los ojos perdidos en la oscuridad y acercándose a la boca del pozo para ver quien lo visita, tal vez uno de sus asesinos.
(Una de tantas leyendas de nuestro país hermano México)
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